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lunes, 27 de abril de 2009

La Chocita


Oí la atormenta acercarse tan rápidamente que me di cuenta que no tenia tiempo de regresar , enseguida contemplé la necesidad de resguardarme en aquella solitaria y descuidada chocita al pie del río, la recordaba perfectamente, ¡cuántos recuerdos me venían a la mente...! los aparté, algunos hacían daño. Sin embargo, no rechazaba la idea de algún día arreglarla para disfrutar de mis tardes melancólicas.

Así que para mi, la idea se me hizo absolutamente placentera, solo el pensar entrar a aquella chocita apartada, sentí una felicidad extraña, unida con un dolor lejano pero dolor al fin y al cabo.

En el último tramo que me separaba de ella, ya se había desatado la lluvia, una copiosa lluvia típica de la temporada, disfruté de aquellas gruesas gotas que en ese momento empapaban mi vestidura, estaba completamente mojada cuando llegué al portal de la casita. Y cual fue mi sorpresa cuando vi un destello de luz perfilarse por las aberturas de las ventanas y la puertecita. ¡Mi chocita no estaba sola! Respiré profundo y en silencio, por instinto de conservación, me acerqué sigilosamente para ver si veía u oía algo, sí, efectivamente, la chocita no estaba sola, oí ruidos, oí pasos, oí música. ¿Qué hacer?

Pensé en recostarme en el portal hasta que pasara la tormenta, total, nadie sabia que yo estaba ahí, y después regresaría al pueblo y averiguaría quien habitaba “mi chocita”.

Y así lo hice, me recosté sobre unas mantas que estaban tiradas, me tapé con una de ellas y cerré mis ojos.

Diez años atrás, era una chica feliz, enamorada de aquel apuesto joven, era correspondida por él, el mundo lo sentíamos nuestro. Paseábamos en las tardes por aquellos Lares, agarrados de las manos, disfrutando de la naturaleza, única testigo de nuestro puro amor, un amor de adolescentes que se perfilaba para toda una vida, al menos, así había sido nuestro juramento de amor.

Aquella tarde, como cualquier otra, me senté en nuestra piedra, a esperarlo, mas el tiempo pasó, y nunca llegó, ¡me preocupe tanto! Regresé corriendo al pueblo, extenuada me acerqué lo más posible a su casa, (no les había contado... sus padres no me querían, era una niña de familia humilde, ellos eran adinerados), me paré en la acera de enfrente, detrás de un árbol, para que no me vieran. Estando en esa misma posición cerca de 30 minutos, se abrió la puerta principal, una puerta inmensa de madera, doble, el corazón me dio un vuelco, lo vi, lo llevaba el padre del brazo, con una maleta en la mano, vi sus ojos, desesperados, buscando, ¡buscándome! No me vio. Subieron a un coche y casi sin darme cuenta, ya no estaban. ¡Qué vacío sentí en mi alma, qué soledad! Sabia que era una despedida sin adiós. ¡Cuánto duele una despedida! ¡Cuánto hace falta un adiós!

Y 10 años después, aún no sabia donde había quedado nuestra promesa de amor, que habían hecho con ella, cuando dejó de recordarme, cuando dejó de amarme. Nunca me buscó, nunca me escribió, nunca cumplió con nuestra promesa de amor.

Cuando abrí los ojos, era de noche cerrada, sentí escalofrío, tenía fiebre, sentí miedo de aquella oscuridad, de aquel silencio, de aquel recuerdo. Una lágrima corrió por mi mejilla, se me escapó, como aquella tarde se me escapó la vida. 10 años sin acercarme a mi chocita, 10 años esperando sentada en aquella piedra.

Un fuerte ruido me sacó de mi letargo, como pude me incorporé, me dolía todo el cuerpo, alcancé a arrinconarme, temblaba, aún no se si de frío o de miedo. Sentí una mano acariciar mi pelo, suave, con extrema delicadeza, alcé mis ojos y vi a un hombre, no podría precisar los años que tendría, pero si podía asegurar que los que tuviera le pesaban mucho, miré su rostro, ¡que rostro tan familiar! ¡Que tristeza en ese rostro! Busqué sus ojos, nunca había visto ojos tan apagados, ojos tan sin vida, ojos tan tristes. ¡Como debió haber sufrido aquel hombre! Me ayudó a levantar, me echó sobre mis hombros una manta blanca, limpia, pura, como nuestro amor. Era El, aquel que un día arrebataron de mi lado, ¿que habían hecho con él? Con su juventud, con su alegría, con sus ojos, su sonrisa, sus manos, ¡su vida! Nos abrazamos, fue un abrazo tan profundo, que sin palabras me contó la historia de nuestro amor. Porque ahí estábamos, juntos, amándonos, cumpliendo con nuestra promesa de amor.

Por Mery Larrinua

sábado, 18 de abril de 2009

Sin ofender


La felicidad suprema en el cielo,

Alcanzada despues de la muerte,

Será como un orgasmo permanente?


Mery Larrinua

Cambio

Me dispuse a descanzar
Disfrutando el panorama
Senti de repente un cambio
Acababa de reencarnar
Mery Larrinua

miércoles, 15 de abril de 2009

Corazon de Nube



Regresaba de mi trabajo, involucrada en un terrible tráfico. Pensé: - o te llenas de paciencia o te deleitas en tus propios pensamientos- escogí este último.Y de pronto, como “bajada del cielo” una nube se hizo mi cómplice, de un salto subí en ella y aunque estuve a punto de caerme, me acomode casi de inmediato, era mucho mejor que estar viendo carro tras carro. Respire profundo, mire hacia abajo, el panorama era diminuto, pero ay! Que delicia cuando mire hacia el horizonte! Ahí estabas, tendido como un ángel sobre aquella nube viajera, en ese mismo instante como adivinando mi presencia, te incorporaste y vi tus ojos buscar los míos. No hubo necesidad de hablarnos, el amor se hizo presente y hambrientos de un amor en espera, nos abrazamos en la distancia, nuestras almas se unieron en la nada, dejándonos desarrollar un profundo sentimiento. Las nubes se fueron acercando en silencio de complicidad, y cuando las dos se fusionaron y formaron una….sentí su cuerpo pegado al mío, nos tomamos de las manos y una tenue voz se oyó susurrar: - mira, mira aquel corazon en las nubes, y…a lo lejos se vio perfilado un corazón con destellos de amor.
Por Mery Larrinua

martes, 14 de abril de 2009

Dos poemas: Resucitar y Esperanza


Autor:  Mery Larrinua
Estados Unidos

Resucitar


Es el silencio que quiebra mis huesos
La nota muda que no puede expresar
El grito de las olas moribundas
De un océano que creció sin mar

Es vertiente de abismo absoluto
Caída expedita de amor fatal
Que se esfuma ante infértil suelo
Dejando al vacío fuente para crear

Es dolor, sangre, llanto
Tiniebla, confusión, clamor
Ausencia natural de existencia
Forjando heridas imposibles de sanar

Es desconsuelo seco y frío
Desde el subsuelo amargo del estar
Fusionando gotas de sangre
Sin aliento, sin aire respirar

Es mi corazón fruta seca
Cruel tiempo olvido su caminar
Abandonado, cabizbajo y triste
Esperando un instante sabatizar

Es nostalgia a lo perdido
Emoción inédita de la soledad…ven
Recuesta tu cabeza en mi pecho
Tal vez aun mi alma…Logre resucitar

Por Mery Larrinua




Esperanza

Estuve pendiente….mas no llegaste
Pasaban los minutos y el silencio
Inundaba mi estancia esperando tu regreso
Mas mi esperanza permanecía intacta
Y seguirá intacta hasta mi muerte

La puerta no cedía y yo
Con mi alma abierta
Mis ojos fijos
Nublado mi pensamiento con tu ausencia
Haciéndose evidente mi ansiedad reprimida

Con mi pecho oprimido
Por la emoción del desespero
Olvidé dar alimento a mi cuerpo
Y olvidé ofrecer agua a mi boca sedienta

Es entonces cuando mi mente se abre
Volviendo a la realidad por un segundo
Veo mi cuerpo decrépito
Y me dio cuenta que la vida se me ha ido

Por Mery Larrinua



sábado, 11 de abril de 2009

Para ti - Tu Montaña


Tu Montaña

Llevame de la mano, ahí donde estuviste,
Quiero sentir el aire que sentiste,
Quiero que penetre en mí ser
Como penetro en el tuyo
Quiero hacer contacto con la naturaleza,
Sentirme verde en el follaje verde
Sentirme tierra y alimentarme de ella
Tierra santa y madre...
Quiero parirte este amor concebido!
Quiero caminar y en cada paso percibir tu luz
…sea la luz en mi alma…!
Subir y acercarme al infinito de los cielos
Ver de cerca el imponente Arco iris
Y sentirme composición de sus colores!
Como manto que cubra mi cuerpo
Y de cada color hacer una nota musical
Bailar y mover mi cuerpo a su compás
Y que de mis entrañas nazca el Amor Eterno…..

Mery Larrinua

sábado, 4 de abril de 2009

HENDIJA Por Mery Larrinua

Abrí los ojos en una oscuridad casi absoluta, si no hubiera sido por aquella hendija, hubiera pensado que estaba ciega, me quede un buen rato, dicen que cuando a uno le falta uno de los sentido, otros se agudizan, en este momento uno de ellos estaba en su estado mas elemental, mi vista, me concentré entonces en tratar de oír. El silencio era verdaderamente aterrador, pues me daba a entender que estaba sola en aquel lugar. Decidí entonces bajarme de aquel supuesto mesón en donde me había despertado minutos antes. Pero cual fué mi sorpresa cuando sentí que no podía hacerlo, algo me aguantaba sobre aquel frío “mármol”. Traté entonces de pensar, pensar, tratar de recordar lo último que había hecho.
Estaba sentada en una banca en el parque cerca a mi casa, leyendo un libro, cuando alguien se acerco a pedirme ayuda, una señora estaba tirada en la acera y aparentemente estaba muerta, rápidamente tomé el celular y llamé al numero de emergencia, no había pasado mas de 10 minutos cuando se presento una unidad de rescate, todo fue bien confuso, ya para ese momento se había congregado mucha gente curiosa, solo sentí que perdí el equilibrio y caí al piso, no recuerdo haber sentido golpe, no recuerdo dolor alguno. Trate de concentrarme más y más, pero no logre obtener más recuerdos. Inmediatamente comenzaron las preguntas en mi mente, que me había pasado, por que estaba ahí, cuando de repente oí voces que se acercaban, risas. -¿Donde está el cuerpo? ¿Ya está listo? ¡Gracias Señor por estar despierta! ¡No, no!, ¡yo no soy, yo estoy viva!

Por Mery Larrinua

jueves, 2 de abril de 2009

Desde mi corazon al tu-yo



Estoy frente a mi paisaje favorito, a la derecha mi casita de madera
rodeada de naturaleza verde, siento paz y armonia, respiro aire fresco, puro, pienso en ti.
A la izquierda arena fina, mar tranquilo, espuma blanca, ahí esta mi palmera, erguida, como esperando un suceso, pienso en ti.
Como tantas veces miro a lo largo de esa orilla, hacia el este, camino largo, vacio en la espera de nuestro encuentro.
Vuelvo dia tras dia, cada mes, cada año, el tiempo pasa sin apenas persibirlo y es que no hay tiempo.
Te vi venir, con paso firme, seguro, lento, vestias de blanco. Me levante despacio, sin retirar mis ojos de tu imagen, venias, sabia que vendrias. Comence a caminar hacia tu encuentro, la distancia se acortaba, mi corazon latia, con cada paso, sentia florecer mi alma. Eras tu! Si, eras tu! Nos tomamos de las manos, era un contacto programado, suave, apenas nos rozamos, comenzamos a transmitirnos el amor fisico a traves de nuestros dedos, y poco a poco fue recorriendo por nuestros cuerpos esa sensacion de placer infinito, culminando en una pasion indescriptible. Seguimos juntos, nuestros ojos no se apartaban del otro, nos miramos tanto! Nos acercamos al mar, el agua cristalina cubrio nuestros pies descalzos, como dando alimento a nuestros cuerpos, templo de amor, de luz, de color, de musica, de amor, volvimos a mirarnos, quise abrazarte, compartir el fuego que tu encuentro provocaba en mi ser, era el mismo que yo habia provocado en el tuyo, nos fundimos en ese abrazo y fue tanta la energia que produjo una explosion, sucedió asi, sin darnos cuenta, sin pensar, sin saber, simplemente habia sucesido. Como una lamina de cristal, nos rompimos en mil pedazos y con mil pedazos hicimos un cuerpo para dos, mire a nuestro alrededor, eramos luz en la oscuridad, eramos ruido en el silencio, eramos alivio en el dolor, eramos uno viajando en otro, estabamos viajando a traves del universo, testigo una estrella, no habia traicion, “ella” estaba,”el” tambien, eramos todos en uno, eramos una verdad, eramos vida, eramos eternidad. Eramos tu-yo.

Por “Desde nuestros corazones”