Como cualquier noche, todos nos fuimos a descansar. Éramos una familia muy unida, en casa éramos cuatro, la abuela, mis dos hijos y yo, bueno, en esa noche “especial”, un nuevo miembro estaba con nosotros, el novio de mi hija.
Me fui a mi recamara a descansar, después de acostar a mi madre ya viejita. Había pasado un día de trabajo con las tensiones naturales que conlleva, pero con mi espíritu tranquilo.
Mi hijo se retiró con sus juegos de computadora o tal vez con algún programa favorito, mi hija y su novio, que compartían los mismos gustos, los dejé jugando en uno de esos aparatos electrónicos que en mi época no existían.
Me acosté y después de ver un rato el noticiero, apagué el televisor, puse el despertador para la mañana siguiente despertarme temprano e irme a mi trabajo de los sábados. Me puse a rezar, a pensar, a soñar despierta, hasta que no supe más. Me dormí.
Seguramente soñé, dicen que uno siempre sueña aunque realmente no lo recordaba. Desperté. Hice toda la rutina de un sábado cualquiera. Pero no era un sábado cualquiera.
Revisé, todo estaba correcto, oré unos segundos por la protección de mi familia, tomé la cartera, las llaves, abrí la puerta.
Me quede estática, sentí la adrenalina a su máxima potencia por todo mi cuerpo, a pesar de ya estar amaneciendo, estaba todo oscuro, no, no estaba oscuro, estaba todo negro, no había nada detrás de esa puerta, no existía nada. Mire hacia atrás, ahí estaba mi casa, mis hijos durmiendo, mi madre también, mi gata, no les había hablado de nuestra gata, ya viejita con 12 años, era la consentida de la casa, también teníamos una tortuga Micaela o Mikel, que había crecido cerca de 9 pulgadas, miré a mis animales, ahí estaban, existían.
Cuando me atreví a mirar de nuevo hacia afuera, de nuevo vi la nada absoluta, cerré la puerta, sentí miedo, pánico, me puse a temblar, creo que no hubo un centímetro de mi cuerpo que no temblara.
Respiré profundo. Subí las escaleras, las recamaras estaban en un segundo piso, menos la de mi madre que quedaba abajo, hacia atrás. Llamé a todos, corrí y baje a ver a mi madre, estaba tranquila durmiendo, volví a subir, a este punto ya los tres, mi hijo, mi hija y el novio estaban en la escalera asustados por mis gritos.
¿Que pasó? ¿Que pasó?
Oía aturdida estas preguntas. -no hay nada- alcancé a decir-afuera, ¡afuera no hay nada!
Me miraron como si estuviera loca (ojalá tuvieran razón y aquello no fuera real
-abran la puerta, asómense, ¡tengan cuidado! Grité.
Supe que era una realidad cuando vi la expresión de pánico en sus caras.
-¿que es ésto?
Decidimos tratar de calmarnos, tal vez comenzar a pensar.
Primero llamamos por teléfono a una hermana, que vivía a 25 pies aproximadamente de nuestra casa, - abre tu puerta, mira hacia afuera-, ¿que ves? – le pregunté
-nada- me contestó -¿cómo que nada?- volví a preguntar
-no hay nadie, nada, todo esta normal-me dijo
-Mira para nuestra casa-le dije-¿que ves?
-Nada, todo está bien, ¿qué pasa?
Que distinto significado puede tener una misma palabra “nada”
:Para mi hermana, nada era todo igual. Para nosotros nada era todo lo contrario, para nosotros “nada” tenia su verdadero significado, era la carencia de todo.
¡Dios! ¿Que hacer? ¡Algo había que hacer y pronto!
Como madre mi instinto era proteger a mi familia, así que decidí sin dejar duda alguna que era yo la que iba a traspasar esa puerta.
Mis hijos con gran sabiduría, se tomaron el tiempo necesario para inventar una forma de tenerme “segura” y sobre todo asegurar mi regreso. Cogimos una soga, de esas hechas con hilo de plástico, amarillo, resistente, las que se usan para remolcar carros. (No se imaginan en esos momentos lo que significó el haber sido tan precavida, y hasta exagerada, cuando yo adquiría y guardaba ciertos artículos para alguna eventualidad no esperada)
La soga me la amarraron a la cintura, me puse un chaleco salvavidas que guardábamos arriba en un closet y también una mascara para respirar. Los miré en silencio y me lancé.
Me lancé al vacío, quiero que entiendan que es el vacío, el vacío es donde no hay nada, que tus pies, nunca van a tocar fondo, que si alargas los brazos nunca harás contacto con algo sólido, donde no hay luz, es la ausencia total de materia; aunque en esa nada si había algo, había temperatura, claro, era yo, era mi cuerpo en el vacío, en el silencio total.
El silencio era tan absoluto que podía oír mi corazón latir, oía como la sangre corría por mis venas, podía oír cuando mis pulmones cogian aire y lo soltaba al respirar, oía cada vez que mis ojos pestañeaban.
Constantemente me tocaba para no sentirme sola, llevaba una linterna cuya luz no dejaba de mirar, de lo contrario sentiría que estaba ciega.
El miedo comenzó a ceder, me sentía más cómoda, aunque no soltaba la soga, la sujetaba con una mano y con la otra la linterna. Aprendí sin proponérmelo a nadar sin agua y sentí que iba trasladándome hacia los lados, así estuve por un rato, cuando, en un instante dejo de latir mi corazón, mi linterna había sido succionada! Sentí un terror indescriptible. Halé la soga con desesperación, no sentía que me subían, quedé paralizada; después supe que no pasaron ni 10 segundos desde que halé por primera vez cuando entre los tres comenzaron a subirme, pero mi desesperación era tan grande que 10 segundos me habían parecido 10 siglos.
Al fin subí, vi la puerta, vi mi casa, vi los ojos de mis hijos. Mi corazón volvió a latir.
Definitivamente había algo más. ¿Podría enfrentarme a “esto sola? Decidimos que no, que iríamos los cuatro.
Pero antes dejamos un letrero a mi madre por si despertaba antes de nuestro regreso: “no abras la puerta, ya volvemos, todo esta bien. Besos, después te explicamos”
Proseguimos a amarrarnos los cuatro, esta vez mi hijo decidió ir de último para protegernos y emprender el regreso de alguna manera. Nos lanzamos al vacío. Segundos antes trate de explicarles lo que iban a sentir, pero me di cuenta que no existían palabras que pudiera anticipar lo que ahora estaban sintiendo, así que esperé que se fueran calmando a medida que pasaban los minutos.
Para comunicarnos apenas podíamos susurrar, al punto que ahora comprendo que no tuvimos necesidad de hablar, nuestros pensamientos tenían sonido, nos estábamos comunicando telepáticamente.
Era imposible calcular el lugar y tiempo donde fue succionada mi linterna, simplemente nos dejábamos llevar estando preparados para en cualquier momento pasar hacia algún otro lugar.
¿Y cómo vamos a regresar? Preguntó mi hija, -¿si todos estamos aquí? Silencio, nos miramos, No hubo respuesta. No se si mi hijo la tendría.
No nos dió más tiempo de pensar, en fracciones de segundos fuimos succionados los cuatro, aunque seguíamos amarrados. Como reflejo, había cerrado los ojos. Inmediatamente sentí un silencio extraño, un silencio que estaba a la expectativa de algo. Y efectivamente, al abrir los ojos, casi sentí dolor en ellos, después de una profunda oscuridad, ahora nos encontrábamos bajo una luz extremadamente clara y brillante, apenas nuestras pupilas podían contraerse lo suficiente. A medida que pasaban los minutos nos íbamos acostumbrando a esta nueva situación, no como hubiéramos querido, pues no alcanzábamos a distinguir con claridad lo que teníamos delante.
Se trataba de un gran salón circular con grandes reflectores en la parte alta (por la claridad tan grande, no podíamos ver el techo). No se si era efecto de la luz, pero todo alrededor se veía color blanco. Luego, como si se tratase de una obra teatral, se encendieron luces proyectadas hacia el piso, apareciendo seres, creo que eran hombres y mujeres, de una belleza sin igual, tal, que casi dejaban de ser humanos. La luz que los proyectaba comenzó a bajar paulatinamente, y así, fuimos observándolos con más comodidad para nuestros ojos.
Fue en ese momento que sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, éramos nosotros los que estábamos proyectados, mi hijo, mi hija, el novio y yo, pero en una versión perfecta.
¿Que estábamos viendo? Nos miramos los cuatro paralizados por la impresión. ¡Se hacia tan dificil asimilar estas imagines! Y es que nuestros cerebros no están preparados para una visión semejante. Pero al mismo tiempo el hombre tiene una gran capacidad de adaptación, y fuimos cobrando nuestro equilibrio mental.
Lo que no sabíamos en esos momentos era que estábamos siendo científicamente examinados.
Ya estando más tranquilos, ahora con nuestras manos agarradas en señal de protección y comunicación, oímos una voz fuerte, clara, pero sin dejar de ser segura y también familiar. Definitivamente no sabíamos lo que estábamos viendo, pero si nos dábamos cuenta que no debíamos tener miedo, cada minuto que pasaba, algo indefinido nos daba confianza y mayor tranquilidad. “La voz” fue la clave principal para este sentimiento.
Comenzó -se que han pasado en pocos minutos por diferentes experiencias inexplicables que jamás se hubieran imaginado vivir, pero precisamente, esa vivencia que han tenido, estos cambios de emociones, ha sido lo mas importantes que los seres humanos han podido experimentar.
Quisiera analizarlos brevemente con ustedes- prosiguió aquella dulce voz-
pero antes,quisiera expresarles que estamos seguros que acertamos al escogerlos a ustedes.
Emociones que hemos captado:
1.- desconcierto al no entender lo que estaba pasando
2.- miedo a lo desconocido
3.- compartir el miedo y desconcierto
4.- sentimiento de proteccion, como madre y como hijos.
5.- valentía por el enfrentamiento a lo desconocido
6.- el hijo desarrolla el sentimiento de protección familiar, decide amarrarse de último para asegurar el regreso
7.- unión de fuerzas y protección conjunta
8.- la hija y el novio desarrollan la expresión de amor y tomándose de la mano sienten que nada puede acabar con ellos
9.- miedo superior. Pánico
10.- expectativa, transformación del miedo al raciocinio, tratan de interpretar lo que están viendo y aunque no lo comprenden saben que no están en peligro.
11.- sus reflejos de defensa disminuyen y surge la curiosidad del saber
12.- se mantiene el contacto entre el grupo como comunicación y solidaridad
13.- Importante: el odio, nunca llegó a manifestarse, sencillamente porque no es un sentimiento innato del hombre.
14.- Aunque todos se sintieron amenazados, ninguno se sintió atacado.
Silencio.
Después de unos segundos, como dejando que cada uno de nosotros asimilara la exposición de los 14 puntos, prosiguió nuestra acostumbrada voz.
-ya ustedes se vieron proyectado en esas imágenes físicamente perfeccionadas.
Necesitábamos obtener las reacciones, las emociones de cada uno de ustedes, mas adelante sabrán por que.
Ahora quiero que ustedes vean un hecho transcendental, pero que lo vean virtualmente o sea que se sentirán dentro de una película o documental. Es absolutamente importante para que comiencen a darse cuenta de que se trata nuestro proyecto.
Acto seguido unos seres vestidos impecablemente se acercaron a cada uno de nosotros y nos pusieron en la cabeza el equipo para proyección virtual. Uno, dos, tres…
Inmediatamente comenzamos a ver algo parecido a una película sobre el fin del mundo, editada por Hollywood, con la diferencia que nos sentíamos parte integral de ella, fue algo impresionante sentirse partícipe de semejante experiencia, aunque sabíamos que era una experiencia virtual, no dejábamos de sentir el miedo que conllevaría un momento así, si fuera real.
Fue una experiencia corta, pero muy fuerte.
¿Que trataban de decirnos? ¿cual seria el motivo de nosotros estar ahí? ¿por qué esa “pelicula”?
No era difícil adivinar nuestros pensamientos, nuestras preguntas, nuestra incertidumbre.
Esto que acaban de ver, de vivir virtualmente es un hecho que va ha suceder, no es una película de Hollywood, no, esa una realidad de un futuro cercano. Somos (al fin, llegamos a este punto, pensé) un grupo de científicos de todas las partes de la tierra, patrocinado por los gobiernos de los países mas dominantes en estos momentos, encargados de escoger familias completas, con ciertas características, para ser salvadas de de esta catástrofe universal, ustedes no son los primeros, y tampoco los últimos de estar aquí, pero si son parte de esos grupos escogidos que van a poblar nuestra nueva “tierra”.
-no entendemos, ¿y esas proyecciones de nosotros en forma perfecta? - alcancé a preguntar directamente a nuestro interlocutor (la voz)
- Esas proyecciones, son los cuerpos que estarán aquí esperando por ustedes. Precisamente estamos trabajando para que cada uno de los escogidos, tengan su versión idéntica pero perfeccionada, con el fin que inmediatamente se produzca la catástrofe universal cada uno de ustedes seran rescatados y luego fundidos y/o fusionados a estos cuerpos. De esta manera, podrán crear una raza superior a la que actualmente habitan en nuestro planeta.
-¿y como seremos rescatados? -Pregunto uno de mis hijos.
- esa es muy buena pregunta, pero muy fácil de contestar. Primero déjenme informarles dos importantes reglas que cada uno de ustedes deberá seguir- prosiguió.
1.- deberán asegurarse de estar en casa sin fallar, todos los días de 3 a 4 de la madrugada
2.- no hablar absolutamente con nadie de este proyecto
(No deben temer, pues todas las personas relacionadas con ustedes, serán tambien escogidos y los veran en el momento oportuno.)
-Creo que son muy limitados los requerimientos exigidos para la magnitud de los resultados. Y la respuesta a tu pregunta es sencilla: cuando llegue el momento, casi sin darse cuenta, serán salvados.
-Ahora regresen a su hogar y recuerden: deberán actuar como todos los días cotidianos de sus vidas. Podrán hablar de esta experiencia telepáticamente, se habrán dado cuenta que desde el momento que traspasaron al “vacío” obtuvieron esta facilidad.
Y así mismo sucedió, sin casi darnos cuenta, ya estábamos frente a nuestra casa, sencillamente entramos, nos desamarramos, nos miramos, nos agarramos de las
manos, pero ahora no para protegernos, ni para comunicarnos, nos tomamos de las manos para estar cerca, para después darnos un abrazo que traía un sentimiento que ningún ser humano existente en la tierra había sentido, por consiguiente, no existía nominación para expresarlo, era la expresión sublime de una EXTENSION DE VIDA.
Fin
Por Mery Larrinua