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martes, 24 de marzo de 2009

Camino al Puerto Por: Mery Larrinua






Que mañana tan fria –pensé.

Baje casi corriendo aquellos cinco escalones que me separaban de la acera, tomé el camino, el mismo camino que me habia visto ir y venir durante las ultimas semanas. Iba al puerto.
Silenciosamente, con mis propios pensamientos, camine hacia mi destino...y... ¿cual era mi destino?...ya lo sabré...seguí caminando, miré a mi alrededor,
Esta vez se me hacia todo desconocido, acaso...me habia confundido de via? Creo que no. Seguí y casi de inmediato senti que se me acercaba alguien, miré, no
Alcancé a ver a nadie...se habra escondido? Pero lo sentia cerca, segui caminando, quise regresarme, estaba tremendamente asustada, pero como? Por donde me regreso? ahora sentia que me llevaba de la mano, senti una mano fria, pero me sentia segura, me protegia, me tenia abrazada
Con mucho recelo giré mi cabeza para verle la cara, y si, ahí estaba conmigo. - buenos dias Sr. Alzheimer.

Por: Mery Larrinua

jueves, 19 de marzo de 2009

ATRAPADA por Mery Larrinua








A través de mi ventana alcanzo ver el cielo encapotado de nubes grises
Dándome la tranquilidad que la noche no pudo darme

No dormí
Con mis ojos abiertos pensé en tus ojos
Con mis ojos abiertos toque tu pelo
Negro azabache, rizos largos
Sueltos, alegres, buscando vida

Veinte años
Quede atrapada en el silencio
Cómplice de mis deseos
Sedienta de recuerdos

Al sentir en mi cara la brisa fresca
Quise saciarme de juventud perdida
Mas me di cuenta que de atrás hacia delante
La vida no corre y además atrapa
Cada día y cada noche vivida

Por Mery Larrinua

domingo, 15 de marzo de 2009

EXTENSION DE VIDA- Por Mery Larrinua










Como cualquier noche, todos nos fuimos a descansar. Éramos una familia muy unida, en casa éramos cuatro, la abuela, mis dos hijos y yo, bueno, en esa noche “especial”, un nuevo miembro estaba con nosotros, el novio de mi hija.
Me fui a mi recamara a descansar, después de acostar a mi madre ya viejita. Había pasado un día de trabajo con las tensiones naturales que conlleva, pero con mi espíritu tranquilo.
Mi hijo se retiró con sus juegos de computadora o tal vez con algún programa favorito, mi hija y su novio, que compartían los mismos gustos, los dejé jugando en uno de esos aparatos electrónicos que en mi época no existían.
Me acosté y después de ver un rato el noticiero, apagué el televisor, puse el despertador para la mañana siguiente despertarme temprano e irme a mi trabajo de los sábados. Me puse a rezar, a pensar, a soñar despierta, hasta que no supe más. Me dormí.
Seguramente soñé, dicen que uno siempre sueña aunque realmente no lo recordaba. Desperté. Hice toda la rutina de un sábado cualquiera. Pero no era un sábado cualquiera.
Revisé, todo estaba correcto, oré unos segundos por la protección de mi familia, tomé la cartera, las llaves, abrí la puerta.
Me quede estática, sentí la adrenalina a su máxima potencia por todo mi cuerpo, a pesar de ya estar amaneciendo, estaba todo oscuro, no, no estaba oscuro, estaba todo negro, no había nada detrás de esa puerta, no existía nada. Mire hacia atrás, ahí estaba mi casa, mis hijos durmiendo, mi madre también, mi gata, no les había hablado de nuestra gata, ya viejita con 12 años, era la consentida de la casa, también teníamos una tortuga Micaela o Mikel, que había crecido cerca de 9 pulgadas, miré a mis animales, ahí estaban, existían.
Cuando me atreví a mirar de nuevo hacia afuera, de nuevo vi la nada absoluta, cerré la puerta, sentí miedo, pánico, me puse a temblar, creo que no hubo un centímetro de mi cuerpo que no temblara.
Respiré profundo. Subí las escaleras, las recamaras estaban en un segundo piso, menos la de mi madre que quedaba abajo, hacia atrás. Llamé a todos, corrí y baje a ver a mi madre, estaba tranquila durmiendo, volví a subir, a este punto ya los tres, mi hijo, mi hija y el novio estaban en la escalera asustados por mis gritos.
¿Que pasó? ¿Que pasó?
Oía aturdida estas preguntas. -no hay nada- alcancé a decir-afuera, ¡afuera no hay nada!
Me miraron como si estuviera loca (ojalá tuvieran razón y aquello no fuera real
-abran la puerta, asómense, ¡tengan cuidado! Grité.
Supe que era una realidad cuando vi la expresión de pánico en sus caras.

-¿que es ésto?
Decidimos tratar de calmarnos, tal vez comenzar a pensar.
Primero llamamos por teléfono a una hermana, que vivía a 25 pies aproximadamente de nuestra casa, - abre tu puerta, mira hacia afuera-, ¿que ves? – le pregunté
-nada- me contestó -¿cómo que nada?- volví a preguntar
-no hay nadie, nada, todo esta normal-me dijo
-Mira para nuestra casa-le dije-¿que ves?
-Nada, todo está bien, ¿qué pasa?
Que distinto significado puede tener una misma palabra “nada”
:Para mi hermana, nada era todo igual. Para nosotros nada era todo lo contrario, para nosotros “nada” tenia su verdadero significado, era la carencia de todo.
¡Dios! ¿Que hacer? ¡Algo había que hacer y pronto!
Como madre mi instinto era proteger a mi familia, así que decidí sin dejar duda alguna que era yo la que iba a traspasar esa puerta.
Mis hijos con gran sabiduría, se tomaron el tiempo necesario para inventar una forma de tenerme “segura” y sobre todo asegurar mi regreso. Cogimos una soga, de esas hechas con hilo de plástico, amarillo, resistente, las que se usan para remolcar carros. (No se imaginan en esos momentos lo que significó el haber sido tan precavida, y hasta exagerada, cuando yo adquiría y guardaba ciertos artículos para alguna eventualidad no esperada)
La soga me la amarraron a la cintura, me puse un chaleco salvavidas que guardábamos arriba en un closet y también una mascara para respirar. Los miré en silencio y me lancé.
Me lancé al vacío, quiero que entiendan que es el vacío, el vacío es donde no hay nada, que tus pies, nunca van a tocar fondo, que si alargas los brazos nunca harás contacto con algo sólido, donde no hay luz, es la ausencia total de materia; aunque en esa nada si había algo, había temperatura, claro, era yo, era mi cuerpo en el vacío, en el silencio total.
El silencio era tan absoluto que podía oír mi corazón latir, oía como la sangre corría por mis venas, podía oír cuando mis pulmones cogian aire y lo soltaba al respirar, oía cada vez que mis ojos pestañeaban.
Constantemente me tocaba para no sentirme sola, llevaba una linterna cuya luz no dejaba de mirar, de lo contrario sentiría que estaba ciega.
El miedo comenzó a ceder, me sentía más cómoda, aunque no soltaba la soga, la sujetaba con una mano y con la otra la linterna. Aprendí sin proponérmelo a nadar sin agua y sentí que iba trasladándome hacia los lados, así estuve por un rato, cuando, en un instante dejo de latir mi corazón, mi linterna había sido succionada! Sentí un terror indescriptible. Halé la soga con desesperación, no sentía que me subían, quedé paralizada; después supe que no pasaron ni 10 segundos desde que halé por primera vez cuando entre los tres comenzaron a subirme, pero mi desesperación era tan grande que 10 segundos me habían parecido 10 siglos.
Al fin subí, vi la puerta, vi mi casa, vi los ojos de mis hijos. Mi corazón volvió a latir.
Definitivamente había algo más. ¿Podría enfrentarme a “esto sola? Decidimos que no, que iríamos los cuatro.
Pero antes dejamos un letrero a mi madre por si despertaba antes de nuestro regreso: “no abras la puerta, ya volvemos, todo esta bien. Besos, después te explicamos”
Proseguimos a amarrarnos los cuatro, esta vez mi hijo decidió ir de último para protegernos y emprender el regreso de alguna manera. Nos lanzamos al vacío. Segundos antes trate de explicarles lo que iban a sentir, pero me di cuenta que no existían palabras que pudiera anticipar lo que ahora estaban sintiendo, así que esperé que se fueran calmando a medida que pasaban los minutos.
Para comunicarnos apenas podíamos susurrar, al punto que ahora comprendo que no tuvimos necesidad de hablar, nuestros pensamientos tenían sonido, nos estábamos comunicando telepáticamente.
Era imposible calcular el lugar y tiempo donde fue succionada mi linterna, simplemente nos dejábamos llevar estando preparados para en cualquier momento pasar hacia algún otro lugar.
¿Y cómo vamos a regresar? Preguntó mi hija, -¿si todos estamos aquí? Silencio, nos miramos, No hubo respuesta. No se si mi hijo la tendría.
No nos dió más tiempo de pensar, en fracciones de segundos fuimos succionados los cuatro, aunque seguíamos amarrados. Como reflejo, había cerrado los ojos. Inmediatamente sentí un silencio extraño, un silencio que estaba a la expectativa de algo. Y efectivamente, al abrir los ojos, casi sentí dolor en ellos, después de una profunda oscuridad, ahora nos encontrábamos bajo una luz extremadamente clara y brillante, apenas nuestras pupilas podían contraerse lo suficiente. A medida que pasaban los minutos nos íbamos acostumbrando a esta nueva situación, no como hubiéramos querido, pues no alcanzábamos a distinguir con claridad lo que teníamos delante.
Se trataba de un gran salón circular con grandes reflectores en la parte alta (por la claridad tan grande, no podíamos ver el techo). No se si era efecto de la luz, pero todo alrededor se veía color blanco. Luego, como si se tratase de una obra teatral, se encendieron luces proyectadas hacia el piso, apareciendo seres, creo que eran hombres y mujeres, de una belleza sin igual, tal, que casi dejaban de ser humanos. La luz que los proyectaba comenzó a bajar paulatinamente, y así, fuimos observándolos con más comodidad para nuestros ojos.
Fue en ese momento que sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, éramos nosotros los que estábamos proyectados, mi hijo, mi hija, el novio y yo, pero en una versión perfecta.
¿Que estábamos viendo? Nos miramos los cuatro paralizados por la impresión. ¡Se hacia tan dificil asimilar estas imagines! Y es que nuestros cerebros no están preparados para una visión semejante. Pero al mismo tiempo el hombre tiene una gran capacidad de adaptación, y fuimos cobrando nuestro equilibrio mental.
Lo que no sabíamos en esos momentos era que estábamos siendo científicamente examinados.
Ya estando más tranquilos, ahora con nuestras manos agarradas en señal de protección y comunicación, oímos una voz fuerte, clara, pero sin dejar de ser segura y también familiar. Definitivamente no sabíamos lo que estábamos viendo, pero si nos dábamos cuenta que no debíamos tener miedo, cada minuto que pasaba, algo indefinido nos daba confianza y mayor tranquilidad. “La voz” fue la clave principal para este sentimiento.
Comenzó -se que han pasado en pocos minutos por diferentes experiencias inexplicables que jamás se hubieran imaginado vivir, pero precisamente, esa vivencia que han tenido, estos cambios de emociones, ha sido lo mas importantes que los seres humanos han podido experimentar.
Quisiera analizarlos brevemente con ustedes- prosiguió aquella dulce voz-
pero antes,quisiera expresarles que estamos seguros que acertamos al escogerlos a ustedes.
Emociones que hemos captado:
1.- desconcierto al no entender lo que estaba pasando
2.- miedo a lo desconocido
3.- compartir el miedo y desconcierto
4.- sentimiento de proteccion, como madre y como hijos.
5.- valentía por el enfrentamiento a lo desconocido
6.- el hijo desarrolla el sentimiento de protección familiar, decide amarrarse de último para asegurar el regreso
7.- unión de fuerzas y protección conjunta
8.- la hija y el novio desarrollan la expresión de amor y tomándose de la mano sienten que nada puede acabar con ellos
9.- miedo superior. Pánico
10.- expectativa, transformación del miedo al raciocinio, tratan de interpretar lo que están viendo y aunque no lo comprenden saben que no están en peligro.
11.- sus reflejos de defensa disminuyen y surge la curiosidad del saber
12.- se mantiene el contacto entre el grupo como comunicación y solidaridad
13.- Importante: el odio, nunca llegó a manifestarse, sencillamente porque no es un sentimiento innato del hombre.
14.- Aunque todos se sintieron amenazados, ninguno se sintió atacado.
Silencio.
Después de unos segundos, como dejando que cada uno de nosotros asimilara la exposición de los 14 puntos, prosiguió nuestra acostumbrada voz.
-ya ustedes se vieron proyectado en esas imágenes físicamente perfeccionadas.
Necesitábamos obtener las reacciones, las emociones de cada uno de ustedes, mas adelante sabrán por que.
Ahora quiero que ustedes vean un hecho transcendental, pero que lo vean virtualmente o sea que se sentirán dentro de una película o documental. Es absolutamente importante para que comiencen a darse cuenta de que se trata nuestro proyecto.
Acto seguido unos seres vestidos impecablemente se acercaron a cada uno de nosotros y nos pusieron en la cabeza el equipo para proyección virtual. Uno, dos, tres…
Inmediatamente comenzamos a ver algo parecido a una película sobre el fin del mundo, editada por Hollywood, con la diferencia que nos sentíamos parte integral de ella, fue algo impresionante sentirse partícipe de semejante experiencia, aunque sabíamos que era una experiencia virtual, no dejábamos de sentir el miedo que conllevaría un momento así, si fuera real.
Fue una experiencia corta, pero muy fuerte.
¿Que trataban de decirnos? ¿cual seria el motivo de nosotros estar ahí? ¿por qué esa “pelicula”?
No era difícil adivinar nuestros pensamientos, nuestras preguntas, nuestra incertidumbre.
Esto que acaban de ver, de vivir virtualmente es un hecho que va ha suceder, no es una película de Hollywood, no, esa una realidad de un futuro cercano. Somos (al fin, llegamos a este punto, pensé) un grupo de científicos de todas las partes de la tierra, patrocinado por los gobiernos de los países mas dominantes en estos momentos, encargados de escoger familias completas, con ciertas características, para ser salvadas de de esta catástrofe universal, ustedes no son los primeros, y tampoco los últimos de estar aquí, pero si son parte de esos grupos escogidos que van a poblar nuestra nueva “tierra”.
-no entendemos, ¿y esas proyecciones de nosotros en forma perfecta? - alcancé a preguntar directamente a nuestro interlocutor (la voz)
- Esas proyecciones, son los cuerpos que estarán aquí esperando por ustedes. Precisamente estamos trabajando para que cada uno de los escogidos, tengan su versión idéntica pero perfeccionada, con el fin que inmediatamente se produzca la catástrofe universal cada uno de ustedes seran rescatados y luego fundidos y/o fusionados a estos cuerpos. De esta manera, podrán crear una raza superior a la que actualmente habitan en nuestro planeta.
-¿y como seremos rescatados? -Pregunto uno de mis hijos.
- esa es muy buena pregunta, pero muy fácil de contestar. Primero déjenme informarles dos importantes reglas que cada uno de ustedes deberá seguir- prosiguió.

1.- deberán asegurarse de estar en casa sin fallar, todos los días de 3 a 4 de la madrugada
2.- no hablar absolutamente con nadie de este proyecto
(No deben temer, pues todas las personas relacionadas con ustedes, serán tambien escogidos y los veran en el momento oportuno.)

-Creo que son muy limitados los requerimientos exigidos para la magnitud de los resultados. Y la respuesta a tu pregunta es sencilla: cuando llegue el momento, casi sin darse cuenta, serán salvados.

-Ahora regresen a su hogar y recuerden: deberán actuar como todos los días cotidianos de sus vidas. Podrán hablar de esta experiencia telepáticamente, se habrán dado cuenta que desde el momento que traspasaron al “vacío” obtuvieron esta facilidad.
Y así mismo sucedió, sin casi darnos cuenta, ya estábamos frente a nuestra casa, sencillamente entramos, nos desamarramos, nos miramos, nos agarramos de las
manos, pero ahora no para protegernos, ni para comunicarnos, nos tomamos de las manos para estar cerca, para después darnos un abrazo que traía un sentimiento que ningún ser humano existente en la tierra había sentido, por consiguiente, no existía nominación para expresarlo, era la expresión sublime de una EXTENSION DE VIDA.

Fin

Por Mery Larrinua

100 PALABRAS Por Mery Larrinua







100 palabras son pocas para este inmenso y pesado silencio. Inmenso por
ser un gran secreto, pesado porque ya no puedo con el.
Tras estas rejas pienso en tus ojos, tu pelo, tu piel, mas no puedo imaginar la
voz que con afán aboga y trabaja para mejorar las condiciones en que
vivimos muchos, porque detrás de un delito, se puede esconder la verdad humana.
Hoy vendrás a mi celda, tendré un saludo de tus manos, oiré tu voz por primera vez
¿podré en 100 palabras decirte que soy tu madre, que te amo? son muchas las palabras.

Por Mery Larrinua
(microrrelato participando en:
Concurso Microrrelato La Nave Fue y Volvio)

PARTISTE-Carta de Desamor por Mery Larrinua







Te vi partir.
Fue en ese momento que supe cuando un corazon se parte en dos.
Tuve que retener una mitad para poder seguir respirando, para seguir viviendo, fue una lucha fuerte, pero lo logré, vivo y ahora estoy aquí escribiendo esta carta de desamor por ti.
Un dia te quise con mi alma entera, te di mi ser sin reserva, te amé con un amor puro, cristalino, te amé con pasión.
Cuando te tenia cerca, mi cuerpo sudaba de inquietud, emanando en cada gota de sudor, el amor que dentro de mi se sentia prisionero, tenia que salir, liberarse, buscar con afán penetrar y fundirse con el tuyo. En esta unión sentia que el mundo era mio, que la tierra giraba a nuestro alrededor.
¡Que amor tan inmenso!
Partiste.
Y ahora me siento ligera, te llevaste dentro de la otra mitad de mi corazón, mis
sentimiento, dejando un gran vacío. Pero como ese gran vacío, me dejaste una gran
capacidad para volverlo a llenar, porque el amor no se acaba, el amor no es tuyo, mio,
el amor esta ahí, es infinito, solo se necesita la grandeza espiritual para encontrarlo
para tomarlo y yo lo encontré, llenando el vacío que tu dejaste, ahora vuelvo a tener mi
ser lleno, lleno de amor y pasión, esperando un cuerpo, un alma donde fundirse. Y un dia estara ahí, frente a mi.

Por Mery Larrinua

SABIA QUE EXISTIAS-Carta de Amor Por Mery Larrinua


CARTA DE AMOR

Desde antes de nacer ya te percibía, ahora comprendo mi apuro por nacer. Era un sentimiento tan real, que tenia total conciencia que se trataba solamente de tiempo. Así transcurrió mi niñez, esperando los años apropiados para reconocerte, para poder a través de una mirada entregarte mi alma entera. Y pasó, fue en aquel atardecer, un atardecer un tanto gris, lluvioso, caminaba distraída, con mis pensamientos a la espera de esa lluvia que no llegaba, pero que la sentía, la olía. Alcé mis ojos, y por unos instantes, que hoy los siento eternos, vi ante mi, una inmensa luz, un resplandor que provenía de unas manos, tus manos, las extendiste, las tomé, tomé tus manos, tomé la luz, tomé tu amor. Y así surgió este amor por ti, abrí los ojos, y te tenía enfrente, eras el amor que buscaba mi alma con afán y esperanza. Eras el ser que del silencio de la nada construirías un castillo para que creciera nuestro amor. Gracias por esperarme, gracias por estar ahí. Te amo, y este amor puede fundirse con la luz que emanaba de tus manos, haciendo de nuestro amor, una luz sin principio ni fin. Gracias por enseñarme ver el color verde en cada hoja, el marrón en la tierra fértil, el azul en el inmenso mar, el negro en una noche oscura. Gracias por enseñarme ver el resplandor de una luna llena y el poder sentir el calor de un rayo de sol en mi piel. Gracias por tu amor, y he aquí el mío, te lo ofrezco con una caricia, con una mirada, con mi pecho abierto, con mi alma cristalina, desnuda, te lo ofrezco en cada segundo de mi vida, porque cada segundo lo vivo por ti.
Tuya por siempre,
Por Mery Larrinua

LA SOMBRA Por Mery Larrinua

PREMIO "AUTORES REUNIDOS"
-RELATOS DE TERROR



Era una noche extremadamente fría, como hacia años no se sentía en éste pueblito apartado en el centro sur de América del Norte, por consiguiente, había prendido la modesta chimenea, dándole a aquel saloncito un ambiente caliente muy acogedor. Me dispuse a ponerme cómoda en el gran butacón que tenia precisamente para relajarme en una noche como aquella, me serví una copa de coñac, tomé el libro que tenia entre manos en esos días, y me recosté. No pude leer por mucho tiempo, sentí un ruido afuera, proveniente de la terraza principal de la casa, me sobresalté, pues aunque tenia siempre la alarma puesta, no dejaba de sentir miedo por encontrarme sola. Sigilosamente me asomé por una hendija del ventanal que daba hacia esa terraza, quedé casi paralizada al ver una sombra, me quedé quieta, no vi nada mas, todo estaba en absoluto silencio, decidí asomarme por el lado contrario, ya mas cerca en donde supuse se encontraba aquella sombra y cual fue mi espanto cuando a través de las cortinas vi el movimiento de algo, casi me atrevería a decir que estaba siguiendo mis pasos. Me detuve, dejé pasar unos segundos sin quitar la vista del ventanal, para poder percatarme de cualquier movimiento adicional, mas todo estaba quieto, yo diría, demasiado quieto.
Me mantuve en esta alerta por casi dos horas, hasta que el cansancio me dominó y me dormí en el mismo butacón en donde había dispuesto a “relajarme”
La claridad del amanecer me despertó, me desperté sobresaltada, fui directamente hacia la ventana, me asomé, aparentemente todo estaba normal, por el momento no quité la alarma, desayuné, me tomé una ducha tibia sintiéndome una mujer nueva, renovada. Me dispuse a salir, a investigar, a buscar rastros de la sombra, de la visita nocturna de la noche anterior. No encontré nada, todo estaba igual, todo en su lugar, solamente vi tirado en el piso mi pañuelito, el que siempre mantenía en mi cartera, me lo había bordado mi madre, seguramente al sacar las llaves se salió y cayó.
Prendí mi auto y me fui camino al pueblo, iría al banco y luego a comprar alguna cosa de comida para la semana, además de lo que se me fuera ocurriendo que me haría falta.
-buenos días Sra. Eugenia, tenia días de no verla- me saludo con mucho cariño el señor que vende empanaditas en la esquina donde suelo parquear mi carro e irme a pie para hacer mis diligencias.
-buenos días don Carlos, ¿como amanece? Me da por favor una empanadita y un café bien calientito, a ver si se me pasa este frío que ando desde hace unos días.
Después de intercambiarnos unas cuantas palabras, seguí mi camino hacia el banco, donde cada semana iba para retirar dinero sobre mi cheque de pensión. Había poca gente, saludé a todos, y me dirigí a la única ventanilla dispuesta al público.
- buenos días Marlenita, ¿como está la familia?
- ¡Sra. Eugenia! ¡Tenia días de no pasar por acá! ¿Desea retirar una semana de dinero o las dos que tiene pendiente? Me preguntó amablemente.
Y aunque no comprendí mucho la pregunta, contesté inmediatamente: - dame una semana, gracias.
Tomé el dinero y me fui casi corriendo, sentí que algo estaba pasando. Crucé la calle y ya pensativa y silenciosa, fui al supermercado e hice mis compras.
Regresé al auto, acomodé como pude las compras y me fui rápidamente. Estuve manejando cerca de 45 minutos, sin rumbo fijo, como atolondrada, y casi sin darme cuenta, di una vuelta y me encontré regresando al pueblo, tenia que averiguar por que tenia aquel dinero acumulado si todas las semanas religiosamente yo retiraba mi pensión. Algo no concordaba, pues yo me encontraba sola en este lugar, y no concebía en mi mente la posibilidad de que algún familiar me fuera a depositar dinero en mi cuenta.
Con algo de intranquilidad, entré nuevamente al banco, esta vez ya se encontraba el director -mucho mejor-pensé.
- ¿como esta Sr. Suarez?, cuando gusto encontrarlo hoy- me decidí hablar
- el gusto es mío Sra. Eugenia, ya tenia cerca de un mes de no venir a nuestro banco, ¿estuvo de vacaciones donde algún familiar, salió del pueblo? Casualmente hace dos días pregunté por usted al muchacho de la gasolinera y me dijo que no la había visto desde hacia algún tiempo. Aunque no lo crea, llegué a preocuparme por usted, así que me alegra muchísimo verla de nuevo.
- Gracias por su preocupación, Sr. Suarez. Le voy a pedir un favor, un inmenso favor, dejé mi teléfono en la casa, ¿usted pudiera hacer un pedido de un arreglo de flores y que me la envíen a mi casa? Se lo agradeceré eternamente.

Dichas estas palabras salí como pude, creí que iba a desmayarme, me sentí muy mal, pero mis pasos no me fallaron, caminé, caminé, y en menos de dos minutos, estaba tras el volante de nuevo, esta vez me dirigí directamente a mi casa, manejé sin saber por donde iba, manejé como hipnotizada, creo que no estaba pensando, cuando me di cuenta, ya estaba frente a mi casa, me bajé casi corriendo, subí los cuatro escalones que me llevarían al portal de mi hogar, me sentí confortable, como aliviada, tranquila, miré al piso y vi de nuevo el pañuelito de mi madre, lo recogí, me asomé por la ventana antes de abrir la puerta (lo cual no tuve necesidad de hacer). Allí estaba yo, sentada en aquel butacón, con un libro sobre mis piernas, con la cabeza hacia atrás, como durmiendo, una copa de coñac rota en el piso. Estaba muerta. Y yo, yo era la “Sombra”.

Por: Mery Larrinua

AROMA DE AMOR Por Mery Larrinua





Era una tarde lluviosa, fresca, con paso lento caminaba por aquel desértico
camino, lleno de hojas secas, el ambiente se tornaba de color amarillo, la tenue
luz proveniente de los últimos rayos solares del día, y aquellas hojas secas,
daban ese tono especial.
Sin embargo, este ambiente algo melancólico, producía en mi una sensación
extraña de bienestar, sentía que algo estaba por sucederme, era un sentimiento
que se hacia físico, lo sentía en cada poro de mi piel, era la sensación de “una
llegada”. Una espera que sin ser avisada, tenia la seguridad que tendría un fin.
Pasaron muchos minutos, creo que estuve caminando muchos años; alcé mis
ojos, y lo vi, lo reconocí inmediatamente, caminaba hacia mi, sin apuro, con
pasos lentos y seguros.
A esa distancia no podía detallar sus ojos, pero sabía que me miraban,
mientras mas se acortaba la distancia entre ambos, un sentimiento indescriptible
me producía sensaciones indescriptibles. Tanto tiempo esperando, y ahora que
me encontraba a escasos segundos para el encuentro, me estremecí, no se si
era miedo, inseguridad, timidez. El lo percibió, se apresuro, y al tenerme frente
a él, ya con sus ojos en mis ojos, tomó mis manos, suavemente, y solo con este
contacto, sentí que mi vida era suya, sentí que mi alma se me partía en dos, una
mitad era suya, la otra para entregarle todo mi amor.
Segundos después, nos entregamos en un abrazo, un abrazo que nos llevó al
limite de una entrega total, nos fundimos en un solo cuerpo, como si nuestra
sangre, corriera por las mismas venas, y la esperanza de vida dependiera del
otro. Nos amamos en silencio.
Solo los amores eternos podrían entender nuestro sublime encuentro.
Cuando abrí mis ojos, aquel camino desértico estaba colmado de pájaros y
mariposas.
Alegres se sentían volar de un lado a otro, posándose sin cesar en cada una
de las flores nacidas en un inmenso y colorido jardín. Respiré profundo! Sentí
un suave aroma introducirse en mi ser, a través de esos poros que un día
esperaron por él, y lo supe enseguida, era el AROMA DE AMOR


Por Mery Larrinua