La Duda
Despacio, muy despacio
Entró sigilosa sin intensión de ser
Hiriente
Atravesó el umbral
Corta travesía
Celosa de ser advertida
Despiadada, fría, cruel
Cubrió mi cuerpo midiendo su alcance
Cual neblina densa
Asegurarse quería
Adueñarse de él
Congelándose la sangre en mis venas
El camino espontaneo, franco obstruyó
Mi corazón cansado, yerto
Pareció haber cedido
Mas mi alma desesperada
Fiel sincera opuesta a su destino
Se rebeló
Emitiendo un chillido estruendosa
Aquella diosa encubierta
Azorada abrió sus ojos
Huyendo calculadora
Cuan cobarde me dejó
-la duda-
Por Mery Larrinua