Suicidio
Una mañana de otoño,
en mi andar lento y pesado,
con mi mirada enterrada en el suelo,
sentí el temprano frio penetrar en mis huesos.
Despacio…demasiado despacio,
trate enderezar mi cuerpo,
mis ojos inquietos…
entre la penumbra de la densa neblina…
alcanzaron divisar una silueta,
triste y abatida.
La melancolía cubrió el espacio,
la distancia aterradoramente alerta
al desconsuelo de mis brazos quietos,
a la espera del despertar casi inútil.
Lagrimas inundaron aquel camino
Y llegaron a empapar mi alma.
Corrí …mas no llegue a tiempo…
Por Mery Larrinua