Fuerte el dolor
Fuerte el dolor,
el grito se ahoga en el silencio aterrador,
la garganta reseca y ardiente,
recibe del fuego su verdad pesada.
El suelo, único testigo,
de cuerpos mutilados y maltrechos
madres, hijas, hermanas,
hijas del mar, la tierra, el universo.
La sociedad reclama,
los ojos de un niño llora,
incesante vacio de la voz,
mutada y desgarrada,
¿Dónde esconder el desespero?
¿Dónde la risa?
Si la brisa el llanto no puede.
La soledad recinto del recuerdo
cofre lejano del tiempo
de épocas pasadas
y casi olvidadas.
El corazón se raja,
el cielo se rompe,
ante el diluvio continuo,
de un pueblo que clama.
Y las calles con sangre definen,
la tristeza del alma,
el vaivén de suplicios,
un mundo de desesperanza.
Miradas al infinito,
ruegos mudos y profundos,
uniendo nuestros versos al punto,
donde termine el dolor y comience el sosiego.
Por Mery Larrinua