Canelo
En una mañana aun fresca del mes de Mayo, procedente de Sur América,
llegaba un avión al Sur de la Florida, para muchos, una mañana cualquiera, para una familia,
una mañana muy especial, esperada, ansiada, sufrida. Un par de viejos arribaban
a una ciudad extraña, una cultura conocida mas no compartida. El ya cansado, cansado
del trajín de la vida, ya casi sin fuerzas por el significado de ese viaje: - aquí les traigo a su madre- susurro a sus hijas, ella angustiada pero igual feliz por la unión familiar. Atrás, una casa conseguida después de años fuera de su patria, la entrega de una vida en paz y tranquilidad, una profesión a medias reconstruida pero que bastaba. La anulación completa de cierta actividad corporal y mental.
El dia anterior al arribo, en el hogar donde los cobijaría, apareció de no se sabe donde, un perro de raza desconocida, animal grande, ojos nobles, color canela. Le llamaron “Canelo” como aquel fiel animal que como historia repetida, apareció en la vida de infancia y juventud del viejo, ganándose el cariño de todos en la casa. Canelo, como por arte de magia, y a nivel de callejero se adueño del hogar, espero impaciente y recibió alegre a aquel cansado señor, siendo su compañero inseparable y silencioso, hasta que dos meses mas tarde y fiel a su destino: murió.
¿Canelo quedaría solo?
Al regreso de entregar a la tierra lo que pertenece a la tierra, su cuerpo físico, Canelo…..¿Canelo?....¿Canelo, donde esta? Había desaparecido.
Nunca apareció. Acaso podía aparecer….existió realmente Canelo?
Por Mery Larrinua